Esta experiencia hará que los asistentes se sumerjan en los años setenta, al mismo tiempo que enseñará todos los detalles y procesos creativos de estos dos artistas. La exposición es una mirada maestra a la época dorada de David Bowie.

David Bowie y Brian Duffy estaban destinados a trabajar juntos y a entenderse. No solo eso. Una de las imágenes más icónicas de la cultura popular, la de un joven Bowie con un rayo rojo atravesándole la cara, es fruto de su colaboración. Tony Defries, mánager en esa época de aquel chaval de Brixton, fue quien les puso en contacto, días antes de que Bowie interpretara Starman en el mítico programa Top of the Pops y pusiera patas arriba la escena musical de momento.

Duffy ya era un fotógrafo reconocido, fue uno de los pioneros en retratar los Swinging Sixties, e integrante, junto a Bailey y Donovan, de The Black Trinity, el trío de ases de la fotografía que revolucionó el panorama con su aura subversiva y desenfadada. No es de extrañar que con su actitud un poco punk—“no hacíamos lo que se nos pedía”, comentó en una ocasión—, Duffy congeniara a las mil maravillas con David Bowie.