Descripción
Los últimos días de Pompeya”, una sorprendente exposición inmersiva que revive la erupción del Vesubio.
El 24 de octubre del año 79 d.C. el Vesubio, uno de los volcanes más importantes de Europa y uno de los más peligrosos del mundo, despertó y sepultó completamente la ciudad de Pompeya. La ceniza cubrió la ciudad que, prácticamente, se enterró en el olvido hasta que en 1748 un ingeniero militar español, Roque Joaquín de Alcubierre, inició unas excavaciones que cambiarían para siempre la historia de la arqueología. Hoy, en el Matadero de Madrid, se inaugura una exposición inmersiva que permite al visitante revivir la tragedia del Vesubio y el redescubrimiento de Pompeya.
El planteamiento de esta exposición enlaza directamente con la tradición del grand tour que era la costumbre de algunos jóvenes de clase de alta que, desde el siglo XVII hasta principios del XIX, al alcanzar la mayoría de edad, viajaban por Europa con el fin de enriquecer su formación intelectual.
El viaje, que solo hacían varones, acompañados, a veces, de un tutor, podía durar entre seis meses y varios años y culminaba casi siempre en Pompeya. La impresión que producía en los jóvenes la visión de una ciudad inerte, devorada por el fuego, pero perfectamente reconocible por la conservación de los restos, hizo que muchos de ellos plasmaran sus recuerdos en relatos, dibujos, poemas y bocetos.
La célebre novela de Edward Bulwer Lytton, Los últimos días de Pompeya (1834), también contribuyó a poner rostros, nombres y apellidos a las estatuas de ceniza que mantenían el rictus del momento en el que encontraron la muerte, pero de los que no sabemos nada más.
Los últimos días de Pompeya. La exposición inmersiva
Los últimos días de Pompeya La exposición inmersiva, comienza con la muestra de algunos restos de aquella antigua Pompeya (vasijas, estatuas y algunos documentos), y una explicación y representación de la forma en la que se recuperaron los cadáveres.
Después, un video inmersivo, proyectado en un espacio de 1.200 metros cuadrados, relata, con detalle y con un nivel técnico impresionante, la erupción del Vesubio. Durante veinte minutos, el visitante se convierte en un ciudadano de Pompeya que vive rodeado de naturaleza y belleza y que, un día, observa –primero, a lo lejos– una columna de humo en un monte que consideraban sagrado.
Una columna que se va convirtiendo en un manto de fuego y cenizas y terminará sumergiendo todo en un mar de lava. Sobrecogedor e impactante.
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